Solo sabes cuánto quieres a una persona incondicionalmente cuando darías tu vida por ella sin dudarlo ni un ápice, y eso mismo es lo que siento por cada una de las personas que conforman mi familia.
Tu, mi bella Lys, lo eres todo para mí, eres guapa, elegante y fina, eso en cuanto respecta a lo que se ve, pero a medida que te fui conociendo me di cuenta que también eres muchísimas cosas más que no se ven con los ojos, eres dulce, firme, con fuertes principios, divertida, luchadora, valiente, amable, solidaria y esto por enumerar algunas cualidades tuyas.
Y la nena, mi nena, guapísima, tipazo, inteligente, ¿Qué las tías que están buenas suelen ser tontas? Y una mierda. Y si es verdad (que no lo es) tu eres la excepción que confirma la regla. Tienes los ojos de tu madre, pero lo mejor que has sacado de ella es el espíritu de lucha, esta cualidad es la que te hará llegar lejos en la vida.
Y luego está mi “mini yo”, en esa edad tan complicada en la que creemos que todo está en nuestra contra, se que terminaras centrando tu atención en lo realmente importante (pero no tardes mucho) que no es otra cosa que tu propio futuro. Quiero que sepas que todo el mundo me habla bien de ti, que simpático, es un tío majo, me dice la gente, y eso es porque entre otras cualidades, eres buena persona y atento con los demás, cuando te arrepientes, cuando pides perdón, se nota que lo pides de verdad, eres la bondad en forma de adolescente.
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